Hace unos días tuve la maravillosa experiencia de hablar con la Sra. Elena Poniatowska por escasos cinco minutos. Aunque pocos, fueron momentos que tendré siempre presentes. Esto fue posible gracias a que Elena fue homenajeada durante el 38 Simposio de Literatura Hispánica, el cual se llevó a cabo en la California State University Dominguez Hills en la ciudad de Carson, California. Este evento estuvo lleno de ponencias cuyo tema central fue la obra de la famosa escritora y periodista.
Después de viajar en automóvil durante casi seis horas desde Las Vegas, logré llegar a la universidad alrededor de las 2:00 p.m. El tráfico de Los Ángeles me hizo rememorar aquellos tiempos en los que solía tardar dos horas en llegar a casa del trabajo en el Distrito Federal. El día en California estaba algo frío y con viento, y amenazaba con lluvia. Al llegar al Loker Student Union, el edificio donde se realizó el Simposio, subí las escaleras y de inmediato localicé a la Sra. Poniatowska, sentada a la mesa en compañía de varios profesores de letras hispánicas y el escritor Luis Alberto Ambroggio. Me sentía como una mortal entre los Dioses del Olimpo. Estaba yo tan emocionada que comencé a bombardear a la Sra. Poniatowska con preguntas sin siquiera presentarme. Le expliqué de dónde venía y que mi visita a Los Ángeles tenía el único propósito de conocerla en persona y posiblemente hacerle una entrevista –lo cual al final no logré. Le llevé de obsequio una tasa de Starbucks con el rótulo de Las Vegas y un ejemplar del poemario de mi amigo “el poeta en el exilio” don Fernando Manuel Guzmán Jiménez. Creo que le gustó el detalle.
Tras la última ponencia, la Sra. Poniatowska, siempre con una sonrisa en el rostro y dispuesta a dar autógrafos, tomarse fotos y contestar preguntas, estuvo presente en una sesión de preguntas y respuestas. Durante casi una hora, Elena contestó a variadas preguntas, entre ellas, su libro favorito de niña: Babar “el elefantito francés”, como ella lo nombró. Además dio interesantes consejos sobre cómo plasmar las noticias en papel, como ser presto a escribir todo lo que uno ve y llevar un cuaderno de
notas para leerlo constantemente a lo largo del tiempo. Una anécdota interesante fue la relacionada con el título de una de sus más famosas novelas: “Hasta no verte Jesús mío”. Alguien de la audiencia le preguntó sobre la fotografía de la portada (el Santo Niño de Atocha) y la relación que los lectores le darían tanto a la imagen como al título con un tema religioso. La sorpresa es que se encuentra uno con la narración de la vida de Jesusa Palancares, la protagonista de la novela. La Sra. Poniatowska cuenta que antiguamente en las pulquerías, ahora ya casi inexistentes, la bebida de los dioses se servía en vasos de veladoras en cuyo fondo aparecía la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y los clientes brindaban con el dicho español modificado a la mexicana: “¡Hasta no verte Jesús mío!” (beber hasta el fondo). El título de la novela, según las palabras de Elena, “tiene algo de filosófico, yo bebo, ella bebía – – yo bebo hasta acabarme la vida, me empino la vida… hasta no verte Jesús mío”. Lo cual se relaciona con la vida entera de Jesusa. Recomiendo ampliamente este libro para aquellos que no lo han leído y los que ya lo leyeron, ojalá que lo hayan apreciado tanto como yo.
La amena charla de la Sra. Poniatowska me hizo recordar cuánto echo de menos a mi maravilloso país: México. Espero algún día volver a verla y conversar con ella extensamente… tal vez en el D.F.